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Rodney Brooks, pionero de robótica del MIT, cree que se está sobreestimando la IA generativa

Al referirse a la robótica e inteligencia artificial, es recomendable prestar atención a las palabras de Rodney Brooks. En la actualidad, ocupa el cargo de profesor emérito de Robótica en Panasonic en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y ha sido cofundador de tres empresas destacadas, entre las que se incluyen Rethink Robotics, iRobot y su empresa actual, Robust.ai. Durante un período de diez años a partir de 1997, Brooks también estuvo al frente del Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial (CSAIL) del MIT.

En realidad, tiene interés en realizar pronósticos sobre el futuro de la Inteligencia Artificial y mantiene un cuadro de mando en su blog para evaluar su desempeño.

Rodney Brooks, experto en inteligencia artificial, plantea la necesidad de moderar la exaltación en torno a la inteligencia artificial generativa. Aunque reconoce su impresionante potencial, sugiere que esta tecnología podría no ser tan avanzada como se piensa comúnmente. En sus palabras: «No estoy menospreciando la importancia de los modelos de lenguaje a gran escala, pero debemos ser cautos en su evaluación», expresó en una entrevista.

Según Brooks, el problema con la inteligencia artificial generativa radica en su limitación para llevar a cabo todas las funciones humanas, a pesar de ser competente en ciertas tareas específicas. Los seres humanos tienden a exagerar las capacidades de la IA al generalizar su desempeño en una tarea y sobreestimar su competencia en diversas áreas relacionadas. Esta sobreestimación optimista se basa en la comparación con el rendimiento humano en una tarea específica.

El autor señala que la inteligencia artificial generativa no posee similitud con la inteligencia humana, por lo tanto, es incorrecto asignarle habilidades propias de los seres humanos. Se destaca que existe una percepción exagerada de sus capacidades, llegando al punto de considerar su uso en contextos inapropiados.

En su último proyecto, Robust.ai, Brooks ilustra un sistema robótico aplicado a la gestión de almacenes. Recientemente, le han sugerido la implementación de un LLM para dirigir a los robots hacia sus destinos en el almacén. No obstante, considera que esta propuesta no es adecuada para la inteligencia artificial generativa, ya que podría obstaculizar la eficiencia del sistema. En su lugar, aboga por una solución más simple: conectar directamente los robots al software de gestión del almacén para recibir las indicaciones necesarias.

Al referirse a la gestión de una gran cantidad de pedidos que deben ser enviados en un corto plazo, destacó la importancia de optimizar los procesos para cumplir con los plazos establecidos. En este sentido, hizo hincapié en la utilización de técnicas avanzadas de procesamiento de datos, así como en estrategias de optimización y planificación basadas en inteligencia artificial a gran escala, como fundamentales para lograr la rápida finalización de los pedidos.

Una lección adquirida por Brooks en relación con los robots y la inteligencia artificial es la importancia de no intentar abarcar demasiado. Es fundamental abordar un problema que sea factible de resolver y que permita una integración sencilla de los robots.

«Es necesario implementar la automatización en áreas previamente limpiadas. Por ejemplo, en mi empresa, hemos tenido éxito en la automatización de los almacenes, los cuales presentan limitaciones significativas. La iluminación en estos grandes edificios permanece constante. Se evita la presencia de objetos en el suelo que puedan obstaculizar el desplazamiento de los carros. Asimismo, se previene la presencia de bolsas de plástico dispersas en el entorno.La mayoría de los empleados no tienen interés en entorpecer al robot» dijo.

Según Brooks, la colaboración entre robots y seres humanos es un aspecto fundamental. Por lo tanto, su compañía ha desarrollado robots con funcionalidades específicas para mejorar las operaciones de almacén, en lugar de optar por un diseño antropomórfico. En este contexto, el robot se asemeja a un carrito de compras con un asa.

Mencionó que el factor de forma empleado no consiste en humanoides, a pesar de haber fabricado y suministrado más de estos que cualquier otra persona. Comparó la apariencia de los robots con la de carritos de compras, destacando que poseen un manillar que permite a una persona intervenir en caso de algún problema y controlar el robot a su discreción.

Tras un extenso período de tiempo, Brooks ha adquirido el conocimiento de la importancia de la accesibilidad y el diseño específico en el ámbito tecnológico. En sus palabras, «Mi enfoque radica en simplificar la comprensión de la tecnología para facilitar su implementación a gran escala, siempre teniendo en cuenta el análisis de viabilidad; el retorno de la inversión juega un papel crucial en este proceso».

Según Brooks, es necesario aceptar la presencia de casos atípicos que plantean dificultades en la resolución de cuestiones relacionadas con la Inteligencia Artificial, los cuales podrían requerir un extenso periodo de tiempo para ser abordados. El autor señala que la falta de una definición precisa en la implementación de sistemas de IA conlleva la aparición de numerosos casos particulares cuya resolución puede llevar décadas. De manera paradójica, Brooks destaca que estas soluciones a los problemas planteados por los casos atípicos constituyen en sí mismas soluciones basadas en Inteligencia Artificial.

Según Brooks, existe una creencia equivocada, en gran medida promovida por la Ley de Moore, de que siempre habrá un crecimiento exponencial en el ámbito tecnológico. Esta noción sugiere que si ChatGPT 4 es de alta calidad, se puede imaginar la superioridad de ChatGPT 5, 6 y 7. Brooks identifica un fallo en este razonamiento: la tecnología no experimenta un crecimiento exponencial de manera constante, a pesar de lo establecido por la Ley de Moore.

El iPod se utiliza como ejemplo en el estudio. En algunas iteraciones, se incrementó significativamente la capacidad de almacenamiento de 10 a 160 GB. Se proyectó que, de haber continuado esta tendencia, para el año 2017 se habría alcanzado una capacidad de almacenamiento de 160 TB en el iPod, lo cual no se materializó. En realidad, los modelos comercializados en 2017 ofrecían capacidades de almacenamiento de 256 GB o 160 GB, ya que, tal como se mencionó, no se consideraba necesario un mayor espacio de almacenamiento.

Brooks reconoce que los LLM podrían ser de utilidad en el futuro en el ámbito de los robots domésticos, debido a su capacidad para desempeñar labores concretas, sobre todo en un contexto de envejecimiento poblacional y escasez de cuidadores. No obstante, este escenario también conllevaría desafíos particulares.

Según la opinión generalizada, los avances en los modelos de lenguaje podrían potenciar las capacidades de los robots. Sin embargo, el interlocutor enfatizó que la capacidad de realizar tareas complejas está más relacionada con la teoría de control y diversas optimizaciones matemáticas de alto nivel.

Según Brooks, el desarrollo de esta tecnología podría resultar en la creación de robots con interfaces de lenguaje que serían beneficiosas para individuos que requieren cuidados. En sus palabras: «No es útil en el almacén decirle a un robot individual que salga y compre una cosa para un pedido, pero puede ser útil para el cuidado de personas mayores en los hogares para que puedan pedirle cosas a los robots.»

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