Cada día aparecen nuevos términos, ya sea como nuevos estándares de la industria, ya sean como tecnologías concretas, o simplemente tendencias. Estos términos tienen todos una base tecnológica profunda que nos vemos obligados a entender para su posible aplicación.
A la hora de analizar estas nuevas tecnologías, nos encontramos ante el dilema de si deben encajar en nuestras infraestructuras y procesos de producción, o si están en una fase de prueba de concepto.
Existen al menos tres características precias a valorar. Estas características deben ser favorables de forma simultánea, no es viable si se da sólo 1 o 2 de ellas.
Empresa Propietaria
Un producto estable, implica que existe una versión con capacidad de venta. La compañía que dispone de la propiedad dispone de un control de versiones, planes de migración, expertos, capacidad de personalización, etcétera
Comunidad de Desarrolladores o Especialistas
Cuando un producto tiene un respaldo de mercado, aparecen comunidades alrededor del uso del mismo. Esto es válido desde productos ofimáticos, a productos más técnicos de desarrollo. Lo visualizamos en webs y foros dónde aparecen trucos, aplicaciones, preguntas de usuarios, comunidades de desarrollo, componentes adicionales creados por terceros, vídeos, formación online o presencial, etcétera
Casos de Uso de éxito a nivel de cuenta de resultados
La motivación principal para la aplicación de una tecnología es la cuenta de resultados. Ya sea como un proceso de eficiencia derivado de obtener resultados similares con sistemas más ágiles, ya sea como aplicación al modelo de negocio existente, transformándolo o potenciándolo o creando un nuevo modelo de negocio.
Cuando el producto es estable, está correctamente instalado, con una gestión del cambio adecuada, y se utiliza de forma intensiva por parte de los usuarios, el resultado debe ser un impacto positivo en cuenta de resultados. Por tanto existen casos de éxito en su aplicación que podemos estudiar y aplicar de forma interna.