Adfin es una nueva empresa de tecnología financiera con sede en el Reino Unido que tiene como objetivo asistir a las empresas en el proceso de cobro de sus facturas, sin importar las dificultades que esto conlleve. Fue fundada por dos especialistas en tecnología financiera que identificaron un problema y desarrollaron un producto para abordarlo. La dificultad radica en la gestión del cobro para comerciantes individuales o empresas pequeñas que carecen de personal dedicado a labores administrativas.
En el caso de pequeñas empresas y profesionales autónomos, como abogados, contables, consultores y comerciantes, el procedimiento de cobro por servicios prestados implica, por lo general, la emisión de una factura que incluye los datos bancarios del proveedor. Posteriormente, es necesario llevar a cabo un seguimiento de los pagos recibidos y conciliarlos para verificar la recepción del dinero correspondiente. Cabe destacar que esta gestión no siempre resulta satisfactoria para la clientela.
Para los clientes frecuentes, se sugiere considerar la posibilidad de establecer un sistema de débito directo. No obstante, a estas empresas les puede resultar un desafío persuadir a sus clientes para que autoricen los retiros directos desde sus cuentas bancarias. Por otro lado, los pagos con tarjeta suelen implicar costos elevados de procesamiento.
Según el cofundador y director ejecutivo de Adfin, Tom Pope, el consumidor promedio realiza únicamente 21 compras de comercio electrónico al año. Pope, quien anteriormente trabajó en Tink, una startup de banca abierta adquirida por Visa, señaló que, a pesar del enfoque en el comercio electrónico, sectores como bufetes de abogados o firmas de contabilidad continúan utilizando métodos de pago tradicionales de los años 90, como transferencias bancarias, pagos telefónicos con tarjeta y tarifas elevadas.
Según Adfin, los autónomos y las pequeñas empresas no muestran interés en considerar el método de pago más apropiado, sino que priorizan la rapidez en el cobro y la continuidad de sus actividades. En este sentido, la empresa emergente está desarrollando una plataforma integral que combina la gestión de facturas con un sistema de pagos, con el objetivo de simplificar la gestión administrativa crucial y facilitar el proceso de cobro.
Una vez que las facturas han sido ingresadas en Adfin, los clientes tienen la posibilidad de emplear la plataforma para enviar solicitudes de pago a través de correo electrónico, WhatsApp o SMS.
Adfin automatiza la selección del método de pago a mostrar, considerando diversos factores como la condición de cliente recurrente o el monto de la factura. La empresa facilita el pago a través de transferencia bancaria y tarjetas, incluyendo opciones como Apple Pay y Google Pay. En caso de demora en el pago, Adfin activa automáticamente el envío de recordatorios.
Pope expresó que los clientes de la empresa no poseen conocimientos especializados en el área de pagos, lo cual no es una exigencia. A su juicio, esta falta de expertise posiblemente ha resultado en situaciones de abuso hacia ellos.
«Con Adfin, se brindan servicios de gestión de pagos, incluyendo la cobranza y la combinación de los mismos. Nuestro objetivo es maximizar la tasa de éxito y minimizar los costos para nuestros clientes», afirmó el portavoz de la empresa.
Adfin funciona como un repositorio central de facturas, lo que permite a las empresas verificar el estado de sus facturas pendientes y su historial de pagos. En la actualidad, Adfin aplica una tarifa del 1 % por cada transacción, independientemente del método de pago utilizado.
Según el cofundador y director de tecnología de Adfin, Ciprian Diaconasu, la prioridad de todo comerciante es recibir el pago de manera rápida, económica y con la menor implicación posible. Diaconasu, quien previamente tuvo una trayectoria de 12 años en Mambu, una plataforma bancaria en la nube, mencionó que en Adfin están trabajando en la creación de herramientas que optimizan el tiempo de cobro y reducen los costos asociados a este proceso.
La startup ha conseguido una inversión de 4,9 millones de dólares en fondos semilla, los cuales fueron liderados por Index Ventures y Visionaries Club. En esta ronda de financiamiento también participaron varios inversores informales destacados, como Thijn Lamers, Guillaume Pousaz, Eugene Danilkis, Ferdinand Meyer, David de Picciotto, Maximilian Eber, Maik Wehmeyer y Josef Bovet, quienes tienen experiencia en empresas reconocidas en el sector.